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Una asesora indignada

La Ministra de Hacienda ha demostrado, además de una gran falta de sensibilidad y cercanía a la realidad del día a día de los profesionales que nos dedicamos al asesoramiento de pequeñas empresas y autónomos, una gran y deleznable IRRESPONSABILIDAD que veremos las consecuencias que nos puede acarrear. Desde luego no está contribuyendo en ningún modo a combatir el COVID-19 y cortar la posibilidad de contagios que se pretende con el estado de Alarma decretado por el Gobierno.

Y esto viene ante su negativa de suprimir la obligación de presentar autoliquidaciones y declaraciones tributarias el próximo 20 de abril (que en realidad es el 15, para los casos de domiciliación de los pagos), a pesar de habérsele pedido con insistencia por parte de distintos foros profesionales y desde el Consejo General de Economistas, dando traslado a nuestra preocupación ante lo que se nos viene encima

Se justifica para tomar esta decisión en que ya es suficiente con la concesión de aplazamientos durante 6 meses (los 3 primeros sin intereses). Pero esta medida es solo un pequeño parche que no puede tapar una grieta que se hace cada vez mayor. Si bien hay que reconocer que se ha ampliado a la posibilidad de aplazar el pago de las retenciones, importante en estos momentos, en el resto de los casos no significa en realidad nada nuevo, ni siquiera una aportación extra de liquidez. Los aplazamientos de IVA, Pagos Fraccionados de IRPF y Pagos Fraccionados por Impuesto de Sociedades ya se podían solicitar sin problema y sin presentación de garantías hasta 30.000 euros de cuota, que es exactamente igual que lo que se ha aprobado, con la única novedad de que los 3 primeros meses no cobrarán intereses, lo cual no deja de ser el chocolate del loro ante el gran problema económico y social de la inmensa mayoría de pequeñas empresas y autónomos.

Eso sí, se llenan la boca y la difusión en medios de comunicación con las partidas destinadas a la concesión de avales para créditos al 80% de las pymes y autónomos. Pero lo que no nos cuentan, o no hacen inciso en ello para que se nos pase desapercibido, es que no va a haber ningún tipo de reducción ni bonificación en los tipos de interés que cada entidad bancaria tenga a bien aplicar (según la Ministra ya están suficientemente bajos), con lo que de todas estas medidas al final quien se va a beneficiar, casualmente, serán los bancos, que concederán créditos de forma masiva, avalados por el gobierno y cobrando los intereses que quieran, viendo de ese modo incrementado su volumen de negocio de una forma casi indecente con la que le está cayendo encima a la mayoría de la población.

Y digo que la Ministra de Hacienda es una IRRESPONSABLE porque la situación de los asesores es la siguiente: llevamos 10 días con jornadas maratonianas tratando de ayudar a nuestros clientes en la masiva presentación de ERTE y ceses de actividad; interpretando y estudiando todas las normas y modificaciones de las mismas que se han ido aprobando (entre el día 14 y el día 24 se han publicado en el BOE nada más y nada menos que 34 entre Reales Decretos y Órdenes Ministeriales); haciendo consultas para intentar aclarar todas las lagunas normativas que se desprenden de las mismas y sobre la aplicación de ellas, que ni siquiera mantienen una uniformidad de presentación que nos pueda facilitar el trabajo. De hecho, los ceses de actividad de los autónomos se deben tramitar con las distintas mutuas, siendo los formularios y requisitos de aportación de documentación diferentes para cada una de ellas (unas nos piden aportar certificados de estar al corriente, otras nos piden copias de los recibos de autónomos, etc.). Que digo yo que no habría costado tanto al Gobierno sacar un único modelo y requisitos de tramitación para todas, lo que facilitaría la tarea a todo el mundo, pero al final, como siempre, los que nos terminamos comiendo el marrón y apechugando con las consecuencias de la mala improvisación somos nosotros, los profesionales, porque no hay que dejar de lado la realidad de que las pequeñas empresas y autónomos no tienen, en la gran mayoría de los casos, una estructura administrativa que les permita realizar por sí mismos estas tareas, razón por la cual delegan en las asesorías estas labores. Pues bien, después de 10 días en esta vorágine, nos vamos a encontrar con que se inicia el plazo para las declaraciones de la Renta (a mí ya me han llamado varios clientes intranquilos e impacientes por ser de los primeros en cumplir con su obligación de presentar la declaración) y, lo que más nos preocupa: tenemos que preparar las autoliquidaciones trimestrales de nuestros clientes. Y ¿qué significa eso? Veamos:

  • Para poder realizar las autoliquidaciones necesitaremos contabilizar las facturas de nuestros clientes. Si bien algunos ya las digitalizan y nos las podrían remitir por medios telemáticos, la gran mayoría (bares, peluquerías, minoristas, albañiles, fontaneros, etc.) las tienen en papel y carecen de medios para poder digitalizarlas, por lo que necesariamente nos las tienen que traer físicamente.
  • Eso nos obliga a, por un lado, tener que recibir en nuestros despachos un desfile de gente que pone en grave riesgo de contagio tanto a nosotros como a nuestros trabajadores. Porque no hay que olvidar que en estos momentos es prácticamente imposible conseguir elementos de protección como mascarillas, guantes, alcohol o geles hidroalcohólicos, etc.; además de obligar a nuestros clientes a romper el confinamiento para venir a nuestras oficinas y arriesgándose si coinciden con otros clientes, pues nuestras salas de espera no reúnen condiciones para mantener a varias personas con la distancia de seguridad que se requiere. Todo ello nos expone a un importante riesgo de contagio tanto a nosotros como a nuestros clientes, que podríamos tanto unos como otros trasladar luego a nuestras familias.
  • Por otra parte, nos obliga a manipular toda esa documentación que podría venir contaminada, nuevamente sin medios de protección adecuados.
  • Será imposible utilizar la opción del teletrabajo, pues la Ley de Protección de Datos no permite que nuestros empleados se puedan llevar la documentación de los clientes a sus casas para poder procesarla desde allí y eso se traduce en la necesidad de tener a varias personas trabajando en un espacio reducido, durante un montón de horas al día, y sin posibilidad de mantener en todo momento las distancias de seguridad entre ellas.
  • A eso le añadimos que nuestros trabajadores, y nosotros mismos, también nos vemos en la necesidad de conciliar el trabajo con la vida familiar, ya que tenemos que atender tanto a hijos como a personas dependientes, es claro que ello va a implicar serios inconvenientes a la hora de tener nuestros despachos funcionando al 100%.
  • Por si todo esto fuera poco, la solicitud masiva de aplazamientos que se espera multiplicará los trámites y el trabajo para nosotros (siempre para nosotros), que además se va a ver agravado (no hace falta ser un lince para darse cuenta de ello) con que la página de la AEAT se va a colapsar, con toda probabilidad, al tener que gestionarse a la vez muchísimos más trámites. Viendo las dificultades que aparecen a veces en condiciones normales, es seguro que no será fácil que se puedan presentar declaraciones y aplazamientos con agilidad.
  • Y ¿cómo van a hacer aquellos autónomos que aún no tienen certificado digital? Porque, faltaría más, la AEAT está cerrada, al igual que el resto de Organismos públicos, y sus funcionarios en sus casas, debidamente protegidos, teletrabajando algunos de ellos y otros ni eso, como corresponde en la situación actual, todo hay que decirlo. Pero mientras tanto a nosotros se nos obliga a recibir a un gran número de clientes y sin que podamos acceder en estos momentos a los elementos de protección adecuados (me pregunto si mandarán a los efectivos de la UME a desinfectar nuestros despachos periódicamente). Si ante la imposibilidad de presentar físicamente los aplazamientos y/o declaraciones negativas en las administraciones de la AEAT, algún cliente un poco avezado y que aún no lo tenga (que hay muchos que aún no tienen) se atreviera a solicitar su certificado digital o sistema cl@ve para poder efectuar la presentación telemática, no tiene posibilidad de hacerlo pues ahora mismo es imposible identificarse al no haber oficinas abiertas al público. Con lo cual no sé cómo pretenden que cumpla con sus obligaciones tributarias.
  • Me parece estupendo y obligado que la Administración proteja debidamente a sus funcionarios no exponiéndolos a posibles contagios y manteniendo cerradas sus oficinas, pero no es justo que a nosotros, una vez más, nos menosprecien obligándonos a exponernos de una forma totalmente innecesaria, porque si no es necesario y urgente que una persona pueda obtener su identificación digital, por ejemplo, tampoco creo que lo sea que presente unas autoliquidaciones que, en último caso, ni tan siquiera supondrán un ingreso para las arcas públicas, ya que conllevarán automáticamente una solicitud de aplazamiento que, si en 3 meses no devengarán intereses, perfectamente podrían aplazarse hasta el 20 de julio.
  • ¿Realmente es el nuestro un SERVICIO BÁSICO que deba mantenerse abierto, equiparable a las farmacias o a los comercios de alimentación? ¿No resulta paradójico que hasta los centros de salud no atiendan más que las urgencias reales, que se hayan suspendido todas las operaciones quirúrgicas programadas, que prácticamente todas las oficinas de las distintas Administraciones Públicas estén cerradas, y a nosotros se nos obligue a trabajar en condiciones de alto riesgo? ¿Es realmente tan imprescindible que se presenten, aunque no se paguen, las autoliquidaciones trimestrales en abril?

Señora Ministra de Hacienda, recapacite y asuma, con la responsabilidad inherente a su cargo, que no tiene ninguna justificación su empecinamiento en mantener la obligación de presentar las autoliquidaciones trimestrales el 20 de abril y, que ello supone exponer a gran parte de la población a unos riesgos totalmente incompatibles con la situación de alarma que estamos viviendo. Tenga usted en cuenta que somos varios miles de profesionales en toda España a los que hay que agregar a sus trabajadores, que damos cobertura a los más de 3 millones de autónomos, los que estaremos expuestos a un innecesario riesgo de contagio y de propagación del virus COVID-19, lo que restará en gran parte la eficacia a las medidas del RD 463/2020.

Señora Ministra, en este caso no le estamos pidiendo que tenga consideración con las empresas, que también, le estamos pidiendo consideración, al menos por una vez, con los profesionales, colaboradores sociales, que llevamos tanto tiempo ayudando a la Administración mediando entre ésta y los contribuyentes. Le estamos pidiendo que dejen de ponernos la pierna encima, de asfixiarnos con tanto cambio normativo, con el acortamiento de plazos, con el aumento de responsabilidades y, ahora, exponiéndonos de forma innecesaria a una enfermedad tan grave como esta que nos está atacando y que día a día se está llevando las vidas de mucha gente.

Señora Ministra, le pedimos que tengan en consideración las particularidades de las pequeñas empresas y autónomos y dejen de legislar únicamente pensando en las grandes compañías, ya que no se puede comparar el funcionamiento del bar de la esquina con el de Mahou, Arcelor o El Corte Inglés.

Señora Ministra, le pedimos en definitiva que no sea usted una IRRESPONSABLE.

Fdo. María Isabel Menéndez García. Asesora Fiscal.

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